23 de desembre 2013

11 de desembre 2013

Dan Osman...

La veritat es que m'ha posat els pels de punta la historia d'aquest boig, però... qui no busca o te una mica de bogeria per sentir-se viu???

Copio part de l'article de la desnivel:

Dan Osman, 15 años de la muerte de un precursor de lo extremo.

El pasado sábado se cumplieron 15 años del salto que terminó con la vida de Dan Osman. Fue un consumado especialista del solo integral e inventó lo que llamaba ‘caída libre controlada’, un salto al vacío con cuerda que provocó su fallecimiento en Yosemite en 1998.

La leyenda de Dan Osman se cimenta en una personalidad extraordinaria. No parecía que las normas que rigen a los hombres tuvieran nada que ver con él. Se arriesgó lo indecible hasta que en 1998, con 35 años, muy pocos días antes de su fatal accidente, ante la insistencia de su familia y amigos, decidió que ya había sido suficiente: “quiero dar vacaciones a mis ángeles de la guarda, que ya han trabajado demasiado”, dijo poco antes de partir al que sería su último salto. Era su propósito: detener el ritmo de saltos cada vez más extremos ante la petición preocupada de su hija Emma de 12 años.

Por aquellas fechas, había realizado su instalación más ambiciosa, con la idea de batir el récord de la mayor caída jamás llevada a cabo, que superaría los 1.000 pies (más de 300 metros), en la Leaning Tower del Parque Nacional de Yosemite. Comenzó saltando con una cuerda de 180 metros y, a lo largo de una semana, fue alargando el recorrido a 230 m, 245 m, 260 m, 275 m… Hasta que recibió la llamada de su hija y se marchó a verla y prometerle que lo iba a dejar.

De hecho, se cuenta que su intención era regresar a Yosemite para desmontar la instalación. Sin embargo, al llegar al parque es arrestado y encarcelado durante dos semanas, por conducir con la licencia suspendido y por una pequeña cantidad de cocaína que encontraron al registrar su coche (siempre aseguró no era suya). Al salir de prisión, después de que sus familiares y amigos reunieran la fianza de casi 25.000 dólares de la época, pasa dos semanas en la casa de su hermana en Reno con su familia, amigos y con su hija. Todos intentan persuadirle para que deje de afrontar riesgos tan altos, acepte la sanción que le impongan, y pase más tiempo con su hija. En su última entrevista parece totalmente decidido hacerlo así: "Mi hija es lo más importante que tengo en la vida".

Habla por teléfono con el servicio del Parque y les convence para que le dejen desmontar las cuerdas y recuperar el material que tiene en Leaning Tower. Regresa a Yosemite junto a su amigo, el escalador y paracaidista, Miles Daisher. Comienzan a recuperar el material pero, al contemplar la instalación, Dan no puede evitar la tentación de volver a saltar. Al atardecer del 22 de noviembre Dan y luego su amigo Miles Daisher, realizan un salto de 280 metros sobre unas cuerdas que llevaban semanas instaladas, a merced de las inclemencias meteorológicas. Aquel salto fue perfectamente bien.

Al día siguiente sigue recogiendo el campamento pero decide intentar un salto aún mas grande al atardecer. Su amigo Daisher es el primero en saltar. Cuando regresa arriba encuentra a Dan alargando la longitud de las cuerdas para batir su récord. Daisher relatará luego que sus sensaciones no son buenas a la vista de lo que está haciendo Dan: "Había cambiado el ángulo de salto con respecto al que habíamos estado utilizando hasta el momento e iba a pasar muy cerca de una de las cuerdas auxiliares que teníamos, la cual iba a ser incapaz de ver pues se estaba haciendo de noche. Además, había añadido 23 metros de cuerda que era aproximadamente tres veces la longitud de cuerda que solía añadir de un salto al siguiente. Iba a saltar con una longitud de cuerda de casi 305 metros y quedar a poco más de 30 metros del suelo... aquello no me gustaba y no dejé de decírselo".

Antes de saltar Dan llama a dos amigos para contárselo y deja el teléfono abierto, para que puedan oír el salto. Comienza la cuenta atrás. La detiene una vez para preguntar a su compañero si estaba preparado para soltar la cuerda. Daisher le responde que sí. La vuelve a iniciar pero vuelve a detenerla para preguntar a sus amigos que le escuchaban al teléfono si habían dicho algo... le dicen que no. Vuelve a iniciar la cuenta atrás y esta vez salta.
Su compañero le pierde de vista en la oscuridad, al desaparecer de vista el frontal, no siente el ruido habitual que hacen las cuerdas al tensarse pero si oye un grito y un ruido parecido al de un árbol partiéndose por la mitad. Corre abajo para encontrar el cuerpo sin vida de Dan.
Ante la lentitud de la investigación de las autoridades del Parque Nacional (un mes después las cuerdas de Dan seguían en el lugar del accidente), un escalador recuperó la cuerda y se la envió a Chris Harmston, ingeniero que trabajaba en Black Dimond, para que la estudiara. Su conclusión es que la cuerda estaba en perfecto estado de uso, que la instalación también era correcta, y que la cuerda se cortó al golpear con la cuerda auxiliar. Es la gran lección que este ingeniero concluye de este accidente: “Nunca dejar que el nailon deslice sobre nailon”